miércoles, 30 de junio de 2010

Olvidé morir

... Cuando oí tus pasos silenciosos, de pies descalzos acercarse a mi cuerpo destrozado de dolor, de ese que viene del alma y que sólo puede ser reconocido con una mirada profunda pensé en no mostrarme débil ante ti, pensé que sólo yo puedo mantener esa sonrisa en tu rostro y sin importar que pase en mi interior no sería capaz jamás de intentar quitartela. Levantaste mi cabeza (que sólo podía mirar el piso) con tus manos frágiles acariciando mi rostro y con un "te amo" reviviste cada pedazo de mi ser que empezaba a pudrirse, solo, desangrado y en la mas perpetua oscuridad.
Ya no podía recordar el porqué de mi soledad, ni el significado de amar, ni porqué estaba muriendo tan lentamente. Al oir tus pasos silenciosos y tu halo iluminar olvidé porque estaba olvidando y olvidé morir...
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